Baby shower: cómo preparar la mejor fiesta del bebé

Si ya has consultado nuestra guía de las primeras semanas de embarazo, es el momento de seguir con la segunda parte.
La línea de meta está cada vez más cerca. Falta menos para que el bebé en camino aterrice en tus brazos. ¿Lista para la segunda fase de la aventura? Ahora que ya sabes qué ocurre en las primeras semanas de embarazo, desde Nenuco te desvelamos qué te espera en este segundo tramo del embarazo semana a semana, desde la mitad hasta la semana 40. ¡No te lo pierdas!
La ecografía morfológica puede marcar un antes y un después en tu embarazo. No solo por el miedo que pueden dar los resultados de estas pruebas, que suelen salir bien, sino también porque, desde este momento, sabes que esta mitad del embarazo es una carrera de fondo en la que tu tripa irá creciendo progresivamente y el bebé se dejará notar cada vez más hasta que llegue el día del parto en el que por fin puedas conocerlo en persona. Pero para eso aún nos queda un poco, mamá. Veamos cómo puede ser la segunda mitad del embarazo, de la semana 21 a la semana 40, aunque, recuerda: no todas las mamás lo viven igual.
A medida que va creciendo la barriga, notarás que también se van redondeando otras partes de tu cuerpo, como la cara, los hombros y los brazos, algo en lo que contribuye una mayor retención de líquidos, y empezarás a tener una relación complicada con Morfeo, costándote más dormir del tirón. En la semana 21, también pueden aparecer secreciones vaginales y pérdidas de orina. Si te ocurre, no te preocupes, mamá, son completamente normales y les pasan a muchas mujeres embarazadas, como tú. No hay de qué avergonzarse.
Seguimos progresando, mamá: tu útero ya sobrepasa tu ombligo, ¡a ese bebé le gusta hacerse notar! Claro que este cambio también puede hacer que se te hinchen y te pesen las piernas y las manos, algo que puedes combatir moviéndolas y estirándolas con frecuencia. Los huesos de la pelvis también pueden empezar a ensancharse en este momento y, a veces, puedes llegar a notar alguna molestia en las ingles.
En esta semana, puedes empezar a notar tiranteces en la zona del pubis y de los costados y llegar a confundirlas con contracciones uterinas, pero, no te preocupes, aún quedan unas cuantas semanas para vivir las de verdad. Los que sí pueden visitarte ahora son los gases y la acidez, despidiéndose de ti por momentos la concentración, de forma que te notes más despistada. Una vez más: no eres tú, mamá, es el embarazo.
De todas las marcas que puede dejarte el embarazo, es probable que las estrías no sean tus favoritas, pero estas suelen manifestarse, precisamente, en la semana 24 del embarazo. Recuerda: en la prevención está la clave. Ahora también puedes notar sofocos y más sudores, algo para lo que la hidratación puede ser tu gran aliada.
Este bebé cada vez quiere hacerse notar más hasta el punto de dejarse ver riendo y sacando la lengua en las ecografías, y esto, ligado a las ganas frecuentes que tienes de hacer pis, a veces, a Morfeo no le mola ni un pelo, por lo que se manifiesta dándote noches de insomnio. A nivel gastrointestinal, puedes tener que enfrentarte a ardores, reflujo e, incluso, gases que pueden llegar a ser tan molestos que los confundas con contracciones.
Desde este momento, tu útero irá aumentando aún más su tamaño, a centímetro por semana. Son muchos cambios para tu cuerpo, mamá, de ahí los dolores de espalda y de cabeza y la pesadez de piernas. A la hora de vestirte y calzarte no te andes con vueltas: la comodidad será tu mejor amiga.
Seguro que ya estás disfrutando de tus cursos de preparación al parto, conociendo la experiencia de otras mamás como tú y con muchos nervios y emoción porque llegue el gran día. Las estrías y la hinchazón de piernas y de pies pueden ser parte de tu rutina. Sobre esta semana, también podrías empezar a experimentar las contracciones de Braxton Hicks. No te preocupes, mamá: a priori, tu bebé aún no va a nacer.
Si sientes mucha sed, ganas de hacer pis y hasta algunas pérdidas de orina, debes saber que es completamente normal a estas alturas del embarazo, como también lo es el ardor de estómago. ¿Sabes de qué tarea muy importante puedes empezar a ocuparte a estas alturas del embarazo, mami? Del bolso del bebé para el hospital: sus pañales, toallitas, bodies, pijamitas…
Con un embarazo ya tan avanzado, es normal que te sientas más cansada, con dolor de cabeza y de espalda y hasta ciática. Algunas mamás también experimentan el síndrome de las piernas inquietas, que las lleva a mover las piernas constantemente, incluso cuando están descansando, pero estas molestias suelen irse al nacer el bebé.
Cuanto más cerca de la línea de meta te encuentras, más pesada te notas y es que este bebé crece cada día más y tu cuerpo se va adaptando a sus cambios. De ahí la retención de líquidos y la hinchazón de piernas y de pies. En este momento, los huesos de la pelvis también se van flexibilizando y las paredes de tu útero se van relajando.
Cuerpo de mami, ¡hay que ponerse a tono! Y lo primero es enseñarte qué se siente con algunas ligeras contracciones preparatorias, sin dolor. He ahí el motivo por el que empiezas a sentirlas. La incontinencia urinaria, el insomnio, la hinchazón y la retención de líquidos siguen acompañándote en esta etapa del embarazo. Paciencia, mamá. Ya queda menos.
En esta fase vivirás la tercera y última ecografía de tu hijo o hija, en la que se podrá valorar su crecimiento y posición. Tu cuerpo ya está preparado para el nacimiento del niño, pero es esencial que sigas trabajando en ti, tanto a nivel físico como psicológico. Cuídate, mamá.
El parto está cada vez más cerca. La ciática puede querer acompañarte a lo largo de este último tramo de la aventura del embarazo, el ombligo se deja ver marcándose en la ropa y el estiramiento de la piel de la barriga puede provocar picores y resecarse. Pero en esta semana hay un acontecimiento importante más: tus pechos empiezan a prepararse para la lactancia materna.
¡Qué nervios, mami! Tu cuerpo también los nota y los manifiesta con dosis más altas de insomnio, cansancio, respiración más cargada y molestias en la zona costal. Sentirás cada vez más los movimientos de tu bebé, es que ya falta muy poquito. Este también es un buen momento para darle caña al masaje perineal.
Las contracciones preparatorias pueden visitarte más veces de las que imaginas. ¡Tranqui, mamá! No tienes que salir corriendo al hospital aún, pero sí puedes aprovecharlas para entrenar las técnicas que has ido aprendiendo en la preparación al parto para enfrentar este momento. Es el momento de resolver dudas, preparar tu plan de parto y empezar a preparar la maleta para el hospital.
Queda cada vez menos para el momento del parto, pero, ¿sabrás reconocerlo? Es el momento de resolver todas tus dudas, incluida la de las señales para reconocer cuándo estás de parto. Y recuerda: aunque rompas aguas, no tienes por qué salir corriendo para el hospital. Tu cuerpo aún necesitará unas cuantas horas para estar en las condiciones idóneas de dar a luz.
No es que te pases todo el día comiendo, es que esa barriga tan grande hace que te sacies antes y que, consecuentemente, al rato vuelvas a tener hambre. En la semana 37, el peque suele encajarse. Cuando lo haga, te notarás más ligera, aunque tendrás ganas de hacer pis aún con mayor frecuencia. Ahora también puede llegarte el conocido instinto del nido y, de repente, querer arreglar la casa para la llegada del bebé. Puedes hacerlo, pero siempre con mucho cuidado para no provocar el parto antes de tiempo.
Más que cambios físicos, lo que puedes notar ahora, mamá, son muchas, muchas ganas de que llegue tu bebé. Los nervios, la emoción… y la falta de dormir. No es fácil, pero intenta descansar lo que puedas antes de la llegada del bebé.
Esa barriga ha alcanzado el tamaño máximo permitido para este bebé y el útero ya se ha dilatado, solo le falta querer salir. Estás cansada y con un torbellino de emociones entre la alegría, los nervios, el miedo y la adrenalina por conocer a tu pequeño. En breves romperás aguas y empezarás a sentir contracciones.
Ahora sí: estás de parto. Una vez rompes aguas, toca irse al hospital, pero sin demasiadas prisas. Aún tienes muchas contracciones por delante. La primera vez que das a luz, puedes estar dilatando entre 12 y 14 horas, tardar entre una y dos horas en conseguir sacar a tu peque y entre 15 y 30 minutos en expulsar la placenta, así que sin correr.
¿Tu peque no ha nacido aún? No te preocupes, si en dos semanas no da señales de querer salir, te provocarán el parto y no le quedará más remedio que cambiar el cómodo útero de mamá por sus dulces brazos.
¿Y tú? ¿Cómo has vivido la segunda fase del parto? ¡Cuéntanoslo en nuestras redes sociales con el hashtag #YoSoyLaMadreQue… ha llegado a las 40 sin crisis de gestación!